No nos engañemos. Que nos espera un añito de Padre y Muy Señor mío lo sabíamos todos. Nadie ignora que la situación es muy mala, incluso crítica.
Era por ello, y por el pésimo bagaje que el anterior ¿Gobierno? lucía, que las elecciones del pasado 20 de noviembre se habían convertido en poco menos que un mero trámite. Sabíamos el ganador. Pocas dudas ofrecía su mayoría absoluta. Tan clara era la situación que, ahora, a toro pasado, sorprende la defensa a capa y espada que Mariano Rajoy hizo de su postura contraria a la subida de impuestos.
Los españoles sabíamos que vendrían muy mal dadas. No creo que un PP advirtiendo de una posible necesidad de incrementar la carga impositiva sobre los ciudadanos hubiera obtenido un resultado mucho peor en los comicios. Máxime, cuando su principal rival, el PSOE, e incluso el tercero en discordia, IU, también defendían esa necesidad.
Pero Mariano negó la mayor. Ha tardado muy pocos días, demasiado pocos, en desdecirse e incumplir tan importante promesa electoral. La excusa ya la tenemos más que oída. El déficit no es del 6 por ciento. Aparentemente, supera el 8.
¡Sorpresón! ¿Alguien dudaba de ésto antes del 20N? ¿Realmente creía el PP que se iba a encontrar con ese 6 por ciento mencionado? ¿Nos quieren hacer creer que se han topado, de sopetón, con él, y, de la misma, haciendo gala de una cintura fantástica, han tenido que modificar las medidas económicas que, por necesidad, ya ha tiempo tenían que tener meditadas? Porque, que iban a ganar lo sabían hace mucho.
No me lo creo.
Ha sido un error de Rajoy el enrocarse en una postura que, sabía, no tenía futuro. Y lo ha hecho consciente de que los españoles estamos tan bajos y desmoralizados por esta situación que, con tal de tener un ápice de esperanza, vamos a aceptar todo aquello que SE nos venga encima.
Pero, en mi opinión, también es un error desde el punto de vista económico. La recuperación tiene que llegar por vía de la demanda. Es imprescindible incentivar el consumo, dejar de sangrar el bolsillo del contribuyente y trabajar con los bancos para lograr que abran el grifo crediticio.
En mi caso, tengo claro que este año tendré que gastar menos. Sospecho que no voy a ser el único. ¿De qué nos sirve una reestructuración del mercado laboral que incentive el empleo si esa mano de obra no es necesaria? ¿Para qué vamos a contratar si, después, nuestra producción no va a ser comprada?
Me temo que hemos comenzado por el mal camino. Justo el contrario que deberíamos seguir. Y lo que mal empieza…
a mí, sí
Este blog nace para dar cabida a mis intereses, mis aficiones, mis ideas, mis pensamientos, lo que me apetezca escribir, lo que me apetezca opinar en un momento determinado. Política, cine, literatura, deporte,...
Si a alguien desea participar con sus comentarios, será un placer, para mí, leerlos. Una única norma, la misma que me aplico a mí mismo. Cualquier opinión será bienvenida. Lo mismo una que su contraria...
Pero no me permitiré ni permitiré la mala eduación, lo soez, lo chabacano, lo faltón, lo vulgar...
Todo eso, en "aunque a nadie le interese", está proscrito.
Bienvenidos.
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martes, 3 de enero de 2012
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Y más que vendrán, porque, no nos engañemos, este gobierno, como cualquier otro, va a ser una auténtica marioneta en mano de eso que llaman "los mercados".
ResponderEliminarYo, por otra parte, no estoy en contra de las subidas de impuestos ni me asusta una sociedad con altas cargas impositivas. Lo que me preocupa es el modo en que ese dinero se gasta.
Si unos impuestos altos no se traducen en un mayor bienestar social, entonces naranjas de la china.
¿Reformas del mercado laboral? Poco positivo para los trabajadores espero de ellas, la verdad.
Pero vamos, que si alguno piensa que Mariano nos va a sacar de esta, es que vive en los mundos de yupi
Es una cuestión de prioridades. Lo insinuó el propio Rajoy en la investidura; "primero austeridad de las administraciones, antes de pedírsela a los ciudadanos".
ResponderEliminarPero otra vez las palabras se las lleva el viento. No sacaremos nada de LACASTA. Más bien NECESITAMOS deshacernos de ella, para empezar.
No se da ninguna condición para que ellos solos se autodisciplinen y 'se perjudiquen', al contrario.
Entre nosotros los españoles sobran los 'hombres tranquilos' ;-) y nos faltan '00' para hacer lo que hay que hacer.
Zurigorri, más que la subida, que puede entenderse, me quejo de la mentira, bastante flagrante y burda. En cuanto a lo que dices de más impuestos y más bienestar social. Habría mucho de qué hablar.
ResponderEliminarOcón, te veo muy revolucionario. Hay que mantener los pies en el suelo. Apostar por cambios pausados y posibles. A ser posible, que no sean demasiado traumáticos.
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