Ésta es una pequeña anécdota que me apetece contaros. Quien me conoce sabe que soy un apasionado de los perros. Desde pequeñito, y aún ahora, a mi edad, no puedo cruzarme con uno por la calle sin hacerle un gesto, una carantoña,... ¿Qué le voy a hacer? Yo soy así, para bien y para mal.
Me comentaba mi mujer que, hoy, una compañera de trabajo le contó una pequeña historia.
Un amigo suyo tenía un pastor alemán de diez años. No hace mucho, como un día más, estuvo con el perro paseando, corriendo y jugando. Lo solía hacer a diario.
Esa noche, se acostó, como siempre. Pero ocurrió algo que ya no era tan habitual.
A medianoche, su perro se le subió encima y empezó a lamerle. No era una cosa que acostumbrara a hacer. Menos, una vez dormidos ya. Luego, el animal se fue y el hombre volvió a dormirse.
Por la mañana, cuando despertó, sin embargo no ocurrió lo de siempre. Su pastor alemán no vino a saludarle y él se levantó a buscarle.
El pobre ya no respiraba. Habia muerto por la noche. Su disgusto fue mayúsculo y se echó a llorar. Aún lo hacía mientras lo narraba a la compañera de mi mujer.
Uno no puede por menos que preguntarse, ¿qué sintió el animal? ¿Notó que se estaba muriendo? ¿Qué le hizo ir a despedirse de su amo? ¿Es, como se suele arguir, cosa únicamente de su instinto?
Habitualmente, hay una notable diferencia entre lo que los dueños de perros creemos que éstos saben, o entienden, o piensan, y lo que opinan los que no tienen perro.
A mí, no me cabe duda de que mi perra entiende la mayoría de las cosas que le digo. Sea por el tono, sea porque tras determinados sonidos, palabras, siempre pasan las mismas cosas, sea por lo que sea. Algún día, la dedicaré una entrada para presentárosla.
Pero hoy es el día de ese pastor alemán que, sintiéndose morir en medio de la noche, subió a la cama de su amo y le dijo adiós, a su manera.
¿O, para vosotros, es sólo una casualidad? ¿Qué opináis?
a mí, sí
Este blog nace para dar cabida a mis intereses, mis aficiones, mis ideas, mis pensamientos, lo que me apetezca escribir, lo que me apetezca opinar en un momento determinado. Política, cine, literatura, deporte,...
Si a alguien desea participar con sus comentarios, será un placer, para mí, leerlos. Una única norma, la misma que me aplico a mí mismo. Cualquier opinión será bienvenida. Lo mismo una que su contraria...
Pero no me permitiré ni permitiré la mala eduación, lo soez, lo chabacano, lo faltón, lo vulgar...
Todo eso, en "aunque a nadie le interese", está proscrito.
Bienvenidos.
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Bienvenidos.
A mí no me parece casualidad. Creo que el perro se sentía mal y, o no sabía seguro que se fuese a morir y simplemente fue a buscar el consuelo de su amo, o efectivamente sí sabía que estaba en las últimas y se despidió. Son muy listos y además cariñosos.
ResponderEliminarSí, puede ser una explicación, Araxe, la posibilidad de sentirse mal y acercarse a su amo. Aunque, quizá, en ese caso, se hubiera quedado junto a él. No sé. Todo lo que supongamos, es elucubrar. Como en tantas otras cosas en la vida, cuando algo no está claro optamos por la explicación que más nos satisface.
ResponderEliminarGracias por tu visita.
Fuera cual fuera la razón, el perro es, con razón, uno de los animales más fieles que puede encontrar el hombre... además de fuente inagotable de preciosas historias y vivencias, imposibles de experimentar con un ser humano.
ResponderEliminarUn saludo.
Coincido absolutamente, Herep. Un saludo y gracias por la visita.
ResponderEliminarComo persona que respeto a los animales y además me gustan, como además también he tenido perros de casi todas clases de razas, la historia bella y triste de sentimientos hombre-animal en este caso de un perro. Los animales por regla general aman a los que le dan cuidados y cariño.
ResponderEliminarEsta persona y este animal se querian, pero la vida sigue y los recuerdos permanecen.
Gracias.
Saludos cordiales
Gracias, E.P., bonita historia aunque triste, ¿verdad? Gracias por visitarme. Un abrazo.
ResponderEliminarAquí te dejo este comentario, a ver si no desaparece en las nubes de internet. Veremos.
ResponderEliminarUn abrazo
Ajá, Ocón. Esta vez si ha aparecido. Me quedo más tranquilo. Con Raquel no he podido contactar. Espero que lea esto para que sepa que, lógicamente, yo no he borrado nada. Tan sólo que no ha aparecido.
ResponderEliminarDe hecho, voy a copiar abajo lo que Raquel escribió, según leo en el mail.
RAQUEL DIJO:
Para mí no es casualidad, aunque claro a ciencia cierta nunca lo sabremos.
Una experiencia muy parecida me ocurrió a mí con una maravillosa perra que tuve.
Es un placer conocer a otro amante de los animales.
Espero que pronto nos presentes a tu perrita, que debe de ser un encanto.
Un saludo.
Y respondo:
Gracias, Raquel, el placer es mutuo. La experiencia que mencionas debió ser muy emocionante. Espero que te pases más días por el blog. A ver si el próximo comentario no desaparece en el limbo de la red. Un abrazo.
El hombre tranquilo se queda más tranquilo, jeje. No sigas que te quedarás en coma xD
ResponderEliminarNo te preocupes mucho de estas cosas, ya te digo que a veces pasan, internet y sus duendes son así.
Yo, que no tengo perro, puedo decir que me he sentido conmovido al conocer esta anécdota. Sé de alguna más que me pone los pelos de punta, porque, indudablemente, da qué pensar.
ResponderEliminarGracias por la visita, Tío Chinto. En cualquier caso, también hay perros y perros. Yo, la verdad, no veo a la mía viniendo a despedirse. ¿Quién sabe? Quizá algún día me llevo una sorpresa. Pero no quiero pensar en ello ahora, aún. Se me pone un nudo en la garganta.
ResponderEliminarHay multitud de historias emotivas de este tipo y hay que ser un témpano para no sentir nada ante ellas.
ResponderEliminarUn abrazo
Pués yo de témpano,nada. Menudo llorón estoy hecho. Otro para tí, Maribel.
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