a mí, sí

Este blog nace para dar cabida a mis intereses, mis aficiones, mis ideas, mis pensamientos, lo que me apetezca escribir, lo que me apetezca opinar en un momento determinado. Política, cine, literatura, deporte,...
Si a alguien desea participar con sus comentarios, será un placer, para mí, leerlos. Una única norma, la misma que me aplico a mí mismo. Cualquier opinión será bienvenida. Lo mismo una que su contraria...
Pero no me permitiré ni permitiré la mala eduación, lo soez, lo chabacano, lo faltón, lo vulgar...
Todo eso, en "aunque a nadie le interese", está proscrito.
Bienvenidos.

sábado, 4 de agosto de 2012

Cuando fuimos los mejores...

Va para ocho meses sin asomarme por aquí. Motivos de sobra tengo. El más importante, simple falta de apetencia. No debo olvidar que ésto es una afición, un pequeño vicio. No es una razón ni un objetivo. Si sientes que tienes algo que decir, a otros o solo a tí mismo, adelante. Si no, ¿para qué molestarse?

He tenido otros blogs. He participado en otros más. He sentido esa sensación de que tu opinión importa, porque media docena de personas te leen (algo más de 200 fue mi record en un día). Por esos mundos de internet, a lo mejor, circulan entradas mías, incluso algunas que, ahora mismo, ya no comparto. Al fin y al cabo, yo escribo lo que pienso en un momento dado. Soy permeable a la argumentación y no me cuesta recular si me convencen.

Hoy estoy aquí. ¿Por qué? Pués por nada trascendente, tremendamente serio o importante. Venía de sacar a mi perra esta mañana en el coche y en el CD he oído aquella mítica canción de los difuntos Cicatriz, "Escupe".

Sólo una canción, punkarra, de aquellos años 80-90 que viví todo lo a tope que pude. Quizá no tanto como los miembros de Cicatriz. Solo uno ha sobrevivido, y no de los originales.

Pero a lo que voy. Fueron años hermosos. Sí, es posible que nos pasáramos demasiado. Es posible que nuestros padres sufrieran nuestros pequeños excesos. Éramos veinteañeros y queríamos disfrutar. Se podría decir que el período lunes a viernes no era más que una pequeña hibernación entre fin de semana y fin de semana... Pero tampoco era así porque, ¿acaso entre semana no se podía liarla también?

Han pasado muchos años, lustros, de hecho. Sin embargo, aún vivimos de aquellos recuerdos. Aún, cuando nos juntamos, o cuando hablamos con quienes no nos conocían por entonces, nos gusta recordar aquellas aventuras. Aquel salir el viernes, ir a urgencias de madrugada el sábado porque un amigo se había dado con la nariz en el suelo con tal de no derramar el kalimotxo, seguir el resto del sábado, dejar al amigo de la nariz rota en su casa, porque ya no podía más, y acabar tú en la tuya en la madrugada del domingo.

Aquel salir de trabajar a la medianoche de un día ignoto de entre semana, ir con el compañero a jugar una partida de mus con otros pérdidos de la media noche y acabar comiendo jamón a las cuatro de la mañana en una tasca de mala muerte.

Aquel llegar a casa con un amigo a las 8 de la mañana, encontrarte con tus padres y hermano pequeño a punto de salir hacia la playa y decirles que te vas a asear para ir a pasar el día al monte. Tras ello, salir, cruzar la calle y pedir otra ronda mañanera.

Aquel...

Habrá quien entienda echar así la vista atrás y zaherirse, y pensar "si hubiera hecho esto o lo otro", "si hubiera obedecido más", "si hubiera estudiado más", "si...".

No merece la pena, os lo juro. Ahora, muy próximo a los 45 años, que se dice pronto, miro hacia mi pasado y me alegro de decir que no me arrepiento de nada. Soy un cuarentón más o menos feliz. Vivo con la mujer que quiero. Procuro que nuestras vidas se rijan, en la medida de lo posible, por disfrutar juntos de lo que podamos disfrutar, sea un viaje o un capítulo de una serie de televisión.

Y si tengo algo claro es que, si cojo mi experiencia vital, si elimino de ella algo que se supone que fue un error, seguro que todo podría haber sido diferente. La vida es una sucesión de errores y aciertos y de sus consecuencias. La más mínima diferencia te lleva por otra senda. Quizá si hubiera hecho algo diferente sería un millonario que escribiría esto desde su propia isla en el Pacífico. Pero también podría ser un infeliz solitario. O un profesional bien pagado casado con una mujer insoportable... Véte a saber.

No, no merece la pena arrepentirse. Estamos donde estamos. Aprovechémoslo de la mejor manera posible. Procuremos disfrutar de la vida en la medida que ésta nos lo permita. No dejemos de hacer lo que queremos por el simple hecho de que a otros no les parezca bien. No hagamos lo que no queremos porque otros piensen que lo tenemos que hacer.

Es el único consejo que puedo dar. Vuestra vida es vuestra. ¡Vivirla!

Aquellos años, los 80-90, ¡qué buenos fueron! ¡Cuantos errores cometí! Pero, a pesar de todo, resulta que aún, hoy en día, décadas después, los sigo disfrutanto.

Aunque sea a través del recuerdo de aquellos tiempos, "Cuando fuimos los mejores",,, Grande Loquillo...





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